Que mas arte que el amor, correspondencias filmicas:
Cuando las palabras no bastan
Maggy Cossio
Curadora de arte
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¿Qué le da una persona a otra? […] da lo que está vivo en él […] No da con el fin de recibir, dar es de por si una dicha exquisita […] Dar implica hacer de la otra persona un dador, y ambas comparten la alegría de lo que han creado. […] el amor es un poder que produce amor; la impotencia es la incapacidad de producir amor.
El amor es la penetración activa en la otra persona […] En el acto de fusión, te conozco, me conozco a mí mismo, conozco a todos – y no “conozco” nada-.
“El arte de amar” de Erich Fromm
Habrá que reconocer que el amor es mucho más que un tema filosófico de idéntico rango que los más importantes, pues en el fondo hace posible la filosofía misma. Es un motor catártico en sí mismo que promueve relaciones y sucesos, que en este caso en particular, se transfiguran de lo subjetivo a lo material compartido entre ellos y los demás.
Los cómplices implicados desentrañan una propuesta que depende, sí, en primera instancia, de su encuentro temporal, del espacio y lugar de creación, de producción y del momento histórico por el que atravesaron en conjunto con todas las construcciones socioculturales pre-establecidas incluidas, enfatizando el concepto de-construcción fílmica que los arropa para expresar lo que las palabras ya no pueden. Es entonces que la forma, sus partes y su montaje serán articuladores de ideas y conceptos tan íntimos que permitan el recorrido y descubrimiento de las diferentes texturas emocionales trabajadas en cada una de las obras.
Las imágenes de Camila Rodríguez son de una gran delicadeza, sutilmente va construyendo situaciones que parecen detenidas en su accionar, están trabajadas desde una gran introspección, creando una lógica interna, un universo con leyes propias que quiere compartir, como una poetisa construye su historia, hilvanando desde los profundos intersticios de su corazón.
Utiliza alternativamente el dibujo y por momentos la vemos sumergida en ese mundo, deteniendo su mirada y su accionar en la geografía física del ausente, que está y no está en sus manos sino en la historia íntima de los instantes vividos. Esta historia que devela su obra es como un cuerpo que atesora un hogar, un recorrido secreto con el ser amado vuelto día y noche, realizando cada vez un viaje irrepetible en donde la levedad del tiempo moldea un mapa mental en los testigos que tendrán la oportunidad de observar esta propuesta.
Ella intenta atrapar la sombra, insiste, en contornear y borrar lo real, limitar la expansión del vacío que produce la ausencia con maneras sutiles del accionar cotidiano y nos muestra a su vez lo inútil de esa acción. Cada intento de captura es una interpretación, una creación, originándose una forma de tensión entre dos elementos, ella y él, hábil e ingeniosamente mostradas en las imágenes, en suma, dos mundos encontrados que quieren estar unidos.
Hermes Paralluelo, genera un inventario de texturas visuales, detallando múltiples fragmentos capturados del pasado y del presente como una compilación profunda de información visual Las obras forman un archivo inconsciente y personal de situaciones que quiere que ocurran, las imágenes se ensamblan, se atraviesan o se sostienen mutuamente.
El artista persigue un fénix, una síntesis, una materia mínima que se despliegue sin cesar y reiteradamente. El resultado nos remite a sus recuerdos del futuro, pero es como si se hubiera invertido su significancia, más aún, nos condena a quedar del otro lado, siempre a un paso del deseo de que se materialicen sus palabras.
Sus imágenes con un gran espíritu lúdico, surgidos de los recuerdos de un espontáneo juego onírico nos revela una mirada inocente que nos invita a vislumbrar por primera vez, cada vez, el hábitat de sus deseos. En cada una de estas obras hay un retorno, un eco de lo vivido, a veces con una ternura melancólica y otras con una cierta oscuridad inquietante, las imágenes intentan dar pistas desde sus escondites perdidos en el tiempo, repiten la intensidad del primer encuentro.
Camila y Hermes, Hermes y Camila, experimentan con lo que les está aconteciendo y trascienden sus sentimientos antes de que estas se conviertan en superficies oxidadas, seleccionando sus alteridades, codificándolas para luego transfigurarlas en imágenes que luego se re significarán al ser observadas. Las palabras ya no son suficientes para decirse todo lo que quieren decir. Construyen una bitácora abierta que puede apreciarse sin que exista un antes y un después.
Finalmente se da un nuevo encuentro; un encuentro que también es creativo, un encuentro en el arte y en la creación. En esas imágenes se mezclan las dos sensibilidades de estos artistas, sus miradas que se buscan y que por fin se han encontrado; sus miradas que han quedado en esas imágenes que ellos filmaron el uno del otro y que han quedado allí para nosotros. Un encuentro de miradas y allí mismo de arte y de creación.