Diana Trujillo¿Crear para quién?
Construir público desde la etapa de escritura
Por Diana Trujillo Rocha
[textmarker color=»F76B00″ type=»background color»]ENSAYO[/textmarker]

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Pensar en la creación de nuevos públicos no es un tema que necesaria y exclusivamente esté amarrado a los procesos de distribución y exhibición de los productos audiovisuales terminados. Es una dinámica en constante desarrollo que debe estar pensada desde las mismas estrategias de preproducción de una película o de cualquier contenido audiovisual.

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El cine como producto a socializar busca ser visto, no hay duda de ello. Ahora bien, trátese de cineastas “comerciales” que pretenden llegar a grandes masas en salas de cine, o de “independientes” cuyas obras se centran en un nicho específico de personas, ambos caen de alguna manera en la esperanza de tener una audiencia ya esperando su película.

Ciertamente, es un punto importante a ser reconsiderado, teniendo en cuenta la cantidad de productos audiovisuales que permean a diario por diversos medios. El público sufre una transformación importante que considera una ambivalencia: el convertirse en un ser activo que decide selectivamente qué le interesa ver de todo aquello a lo que tiene acceso, y al mismo tiempo ser un personaje pasivo que sabe que va a ser buscado. Es decir, los productos audiovisuales pueden llegar a él sin menor esfuerzo, sus ojos son un número adicional a ser valorado en términos de una audiencia general.

Y, en efecto así es. Debería entonces ser una preocupación en mente para los cineastas cada vez que un nuevo largometraje empieza a ser creado. Sin embargo, ahora que tanto se habla de formación de públicos tendemos a delegar tácitamente la tarea a otros: de eso se debe encargar el Ministerio de Cultura, o los gestores municipales, o los cineclubes… Otros, al fin y al cabo. Solemos creer que -como directores, guionistas, productores o demás- el trabajo no es nuestro. Nos glorificamos pensando en que somos quienes deben crear “y ya”, por lo tanto la etapa de creación suele limitarse a ello.

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No obstante, la misma etapa de escritura obliga a pensar en los cimientos de la película desde las preguntas: “¿por qué quiero hacer esta película?” y “¿qué quiero contar?”, preguntas que determinantemente deberían derivar hacia otras dos igual de importantes: “¿quién quiero que me vea?”, “¿a quién le puede interesar?”.

La productora mexicana Martha Orozco (Cuates de Australia, 2011) habla de la necesidad de pensar una película desde el final de su proceso, considerando sus posibles ventanas de exhibición: ¿dónde la voy a estrenar?, ¿dónde la quiero exhibir (teatros de cine, salas independientes, internet y plataformas móviles, televisión)?, ¿a cuántos espectadores aspiro?, ¿qué plataformas alternas puedo utilizar (museos, salones de clase, festivales)?, ¿qué territorios, nacionales o internacionales, pretendo abarcar?, etcétera. Las respuestas pueden ser tan disímiles, como válidas. Por encima de todo, las preguntas deben hacerse y responderse en la medida en que den pie a que el cineasta o sus productores dediquen un tiempo de preproducción a consolidar la audiencia que necesitan a través de estrategias que velen por el cumplimento de las razones de ser del proyecto.

Es claro que la formación de público deja de ser una tarea exclusiva de distribuidores y exhibidores y debe partir más desde la necesidad particular de los mismos creadores, quienes abogarían así a centrar esfuerzos en construir su “propia” masa (o masilla) de espectadores deseados o soñados.

Asimismo, es claro que dichos esfuerzos deben gestarse a la par del desarrollo mismo del proyecto, para aunarlos incluso a las estrategias de financiación y presupuesto. ¿Por qué me refiero a esto? Cuando la obra fílmica empieza a ser visibilizada desde su etapa de escritura, tiene la oportunidad de crecer con su público dentro de un tiempo de atención importante que incluso puede llegar a significar también futuros posibles inversores.

Ahora, saber qué tipo de estrategias deben ser concebidas es, por supuesto, adentrarse a un terreno que puede ser bastante específico con relación a la particularidad del largometraje en cuestión. Pero, sin duda, hoy en día se vuelve cada vez más fácil recurrir a recursos en línea para construir una audiencia en internet, a través de redes sociales, podcasts, blogs, video blogs, series web, entre otros.

Hay quienes recurren a crear subproductos de su película como el cómic, de modo que puedan familiarizar al futuro espectador con un universo que el desarrollará más adelante en su largometraje. Otros más, hacen usos de foros donde la interacción frente al tema de la película es clave; entrevistas a los actores y demás profesionales del equipo de trabajo quienes comparten el día a día de una construcción cinematográfica; blogs o perfiles falsos que dan cuenta de los personajes como si de personas reales se tratara, quienes se relacionan directamente con el público, etcétera. Claro, también están los recursos tradicionales: comunicados y kits de prensa con toda la información necesaria del producto audiovisual (fotos, texto, video, fan page, sitio web, otros).

No se necesitan grandes sumas de dinero para hacer que estos procesos funcionen. De hecho son elementos utilizados tanto por los grandes estudios hollywoodenses, hasta por promotores del Guerilla Filmmaking, películas de bajo presupuesto que siempre están buscando formas creativas de valerse por sí mismas y alcanzar audiencias significativas.

01La herramienta puede ser cualquiera. La importancia radica en consolidar una conversación/relación con las personas de interés en un proceso constante que brinde información de interés y entretenimiento al espectador deseado. Lo que se quiere, a fin de cuentas, es que participe activamente y se comprometa con la película, como si fuera suya también. Para mayores efectos, el productor o cineasta que se dedique a ello debe estar consciente de crear redes, no sólo acumular seguidores. Debe funcionar como un sistema fortalecido, no como piezas aisladas. De lo contrario, no habrá esa tal audiencia en espera de un estreno.

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Y no todo significa dar y dar. Involucrar al público desde el principio significa también conocerlo, leer sus ideas y retroalimentarse. En el momento de un estreno, no sólo se logrará asistencia, sino que ésta se verá reflejada en el producto final.

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Diana Trujillo Rocha
Coordinadora de Contenidos de Algo en Común, empresa dedicada a establecer espacios de exploración y creación audiovisual. Le damos forma a la primera Residencia para Cineastas permanente en Colombia, que pretende impulsar largometrajes desde su etapa inicial, otorgándole un enfoque especial al desarrollo mismo del proyecto así como a las nuevas formas de producción y circulación de obras audiovisuales