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Cuerpos del umbral: Los retratos de Robert Mapplethorpe

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Cuerpos del umbral: Los retratos de Robert Mapplethorpe

IDENTIDAD_
Cuerpos del umbral: Los retratos de Robert Mapplethorpe

Por Lina Sanchez Calderon
ENSAYO

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Patti y Robert se conocieron mientras caminaban a la deriva por las calles de Nueva York. Luego de su encuentro, comenzaron una relación en la que se descubrirían como artistas. Robert se convirtió en sugestión. Con sus primeros collages, a modo de santuarios sacrílegos, empezó sus exploraciones en la imagen, hasta acercarse, desde la cautela y casi sin pensarlo, a la fotografía. Su arte empezó a circundar por galerías y lugares under del Nueva York bohemio, como el Hotel Chelsea, en el que vivió con Patti luego de huir de un antro estridente hasta la náusea. Allí, en el hotel, resurgieron en el arte. Robert exploró su obra desde su relación con la sexualidad. Patti se descubrió como cantante y poeta.

El arte de Robert no se puede asumir desde la ingenuidad. Tal vez sí desde la curiosidad que se despierta en la infancia al acercarse a lo desconocido: se revuelve el estómago y se dilatan las pupilas; bombea fuerte el corazón. Robert hizo su obra desde ese lugar que resulta familiar aun cuando no lo has empezado a explorar. Antes de conocer a Patti era apenas un loco que a punta de LSD hacía algunos recortes y lanzaba pinceladas dispersas sobre el lienzo. Pero así como en la vida, las relaciones transforman el arte. Ambos empezaron a andar en un limbo anárquico en el que de manera tácita respetaron el umbral entre amor e intimidad. Así su arte se convirtió en la constatación de una sexualidad que se materializaba de manera disímil a la de los padres de la II Guerra Mundial, quienes conservaban esquirlas de combate en sus vidas y unos valores ya obsoletos para una nueva camada que no quería construirse desde la represión y el castigo. Robert hacía parte de esa generación que necesitaba imaginar otras nuevas formas de relacionarse desde la libertad de errar. Las calles de Nueva York se convirtieron en campo de exploración, durante la década de los 60, gracias en parte al impulso económico que contribuyó a una arquitectura renovada y abstracta. Varios jóvenes como Patti Smith migraron a esta ciudad que se expandía de manera acelerada. Patti venía de Nueva Jersey y, al igual que otros propios de su generación, su traslado a Nueva York no se debía tanto a un progreso económico, como sí a la necesidad de encontrar ese lugar desconocido pero familiar.

Nick 1977 Robert Mapplethorpe 1946-1989

Nick 1977 Robert Mapplethorpe 1946-1989

Patti le dio la confianza a Robert para descubrirse como homosexual, aun cuando ellos continuaban una relación de complicidad y amorío clandestino. La confianza explotó hasta volcar su obra en retratos sugestivos, en cuerpos del umbral subliminal y agitador que sólo Robert construyó. Cuando observamos una de sus imágenes sentimos la necesidad de establecer un contacto; alguna relación que nos permita entrar en ese lugar desconocido para acercarnos a ella sin miedo, bien sea para revelarnos ante su presencia o para ser partícipes de lo que ilustra; de no ser así, el temor a la cercanía nos convierte en espectadores ingenuos; ya afirmaba Bataille que el universo pierde su carácter angustioso y oculto, su identidad degradada y corrompida cuando tenemos la vista inutilizada: “a muchos el universo les parece honrado; las gentes honestas tienen los ojos castrados. Por eso temen la obscenidad. No sienten ninguna angustia cuando oyen el grito del gallo ni cuando se pasean bajo un cielo estrellado. Cuando se entregan a los placeres de la carne, lo hacen a condición de que sean insípidos” (1).

Robert empezó a deambular por los clubes nocturnos explayados en las avenidas más oscuras de la ciudad. En Mineshaft conoció un mundo efervescente en el que las prácticas de sadomasoquismo sexual germinaban entre la escena gay neoyorquina. Los hombres de traje rudo y trazo grueso en la piel abrían su culo, ahora blando. Allí, Robert retrató la puesta en escena de la fuerza, desde la mirada, el cuerpo y el acto sexual, llevado al lugar simbólico del castigo y el sometimiento. Se trataba de una fuerza corpórea que contrastaba con la sutileza del lente de Robert. Justo ahí es cuando podemos hablar del umbral: los cuerpos pueden caer hacia el gesto de la rudeza, o hacia el vacío de la fragilidad.

Jim Sausalito Serie 1977

Jim Sausalito, Robert Mapplethorpe Serie 1977

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El X Portafolio

Son muy morbosos los guardianes de la moral y las buenas costumbres’

– Ziga Itziar

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Self Portrait whit whip, 1978

Self Portrait whit whip, 1978. Robert Mapplethorpe

No fue feminista. Tampoco militante. No elaboró grandes discursos sobre el arte. Fue la subversión que germinó de su exploración sexual. Ya luego, cuando sus imágenes fueron mostradas, publicadas y expuestas en galerías, se volcaron en militantes y feministas, en anti-discursos. En su obra, la acción desborda los moldes; algo que resulta incómodo para el resto de la sociedad. Las exploraciones de Robert revelan matices escondidos que se congelan en el tiempo a partir de sus retratos. Y justamente esa capacidad de congelar lo que no puede ser visto en público es lo que convierte su obra en transgresión: “Es cierto que los retratos plasman un único aspecto o una única faceta del modelo, en una época de su vida y en un momento y una situación dados, no obstante, acaban por caracterizar para siempre al modelo. ” (2)

Robert hace parte de una generación de artistas que convirtieron la clandestinidad en eternidad. El X Portafolio, publicado en 1978, compilaba fotografías hechas a actores pornográficos y amigos que practicaban el sadomasoquismo. El libro abre con un autorretrato en el que Robert se introduce un látigo por el ano. El revuelo de la obra causó un eco que retumbó en 1990, cuando se incluyeron las fotografías en la exposición Maplethorpe: el momento perfecto. Calificada como obscena, asunto real y latente dentro de toda la obra de Robert, la obra fue censurada. Tras sus imágenes se abre un discurso tácito que deviene en nuevas formas de asumirse como ser sexual. Y cuando el arte se toma el lugar de la revelación, en las instituciones choca, pues la revelación es un espacio que le incumbe solo a la religión. Así que la Asociación de Familia Americana, organización que promueve los valores conservadores cristianos en Estados Unidos en los medios de comunicaciones, censuró El X Portafolio, para que a la obra El Momento Perfecto le restringieran los fondos dados por el gobierno. La clandestinidad no puede convertirse en eternidad. Pero con toda una generación que contribuyó a trasgredir los cánones sexuales, solo se podía esperar que la revolución se fuera alzando hasta llegar a diluir cada vez más las buenas costumbres y así las nuevas sexualidades que empezaban a descubrirse, sobrepasaron los límites que les tenía el tiempo.

Jim Sausalito (X Portfolio) 1977La puesta en escena en las fotografías de Robert reflejan un universo real, en el que sujetos periféricos se exponen y logran ser vistos y nombrados. Aun así las imágenes nos permiten juguetear con mil historias que podrían estar detrás de los sujetos retratados. Como alguien que se encuentra saturado de pensamientos, quien se enfrente a la obra de Robert necesitará algún tipo de exorcismo para poder darle vida al afán fantasioso de las imágenes: “hay que discernir qué parte de la realidad se transfuncionaliza mediante la fantasía, de modo que, aun siendo parte de la realidad, se percibe bajo el modo de la ficción.” (3)

La generación de Robert y Patti le hace resistencia a la cultura americana que se expande por todo occidente. Se trata de los mal follados, putos, perras, punkeros, yonkis, artistas del cuarto oscuro que logran llegar al cubo blanco del museo, para gritar desde allí a una sociedad por fin mutante.

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«Algunos de nosotros nacemos rebeldes (…) Me recuerdo paseando por delante de escaparates con mi madre y preguntándole por qué no los destrozaba la gente a patadas. Ella me explicó que había normas tácitas de conducta social y que ese era el modo de coexistir como personas. De inmediato, me sentí limitada por la noción de que nacemos en un mundo donde todo está determinado por quienes nos han precedido. Me esforcé por reprimir mis impulsos destructivos y, en cambio, desarrollé los creativos. Aun así, la niña contraria a las normas que llevaba dentro no había muerto».

– Patti Smith, Just Kids.

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Hotel Chelsea, 1970: Residencia de artistas under en Nueva York

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1 BATAILLE, George. Historia del ojo. [En Línea] No. 2 (1995) <http://letrae.iespana.es> [citado en 26 de septiembre de 2002]
2 AZARA, Pedro. El ojo y la sombra. Una mirada al retrato en Occidente. Barcelona: Editorial Gustavo Gili, S.A, 2002. p. 23 
3 ŽIŽEK, Slavoj. Fotografía, documento, realidad: una ficción más real que la realidad misma [en línea]
http://es.geocities.com/zizekencastellano/conffotograf.htm [citado en 15 de junio de 2009]