foto de perfilDaughters of the dust
Por María Alexandra Marín
Máster en estudios cinematográficos y audiovisuales
Comunicadora social y periodista
Universidad del Valle
[textmarker color=»F76B00″ type=»background color»]RESEÑA[/textmarker]

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En mi pasada estancia en los Estados Unidos tuve la oportunidad de ver en el canal de cine independiente, Turner Classic Movies, una joya del cine afro norteamericano: Daughters of the dust (Las hijas del polvo), película escrita y dirigida por Julie Dash, realizadora afro, nacida el 22 de octubre de 1952 en Long Island City, New York. Dash realizó estudios de cine en la UCLA y se integró al grupo cinematográfico La Rebelión, movimiento que agrupaba comunidades asiáticas, chicanas y nativo americanas.

Sobre Daughters of the Dust Dash escribió dos libros, uno primero co-escrito con Toni Cade Bambara y bell hooks, donde se refiere a la realización de la película. Y, el segundo, una novela ambientada en los años 20, secuela de la película, escrita también con la activista y pensadora afro-feminista bell hooks.

El estreno mundial de Daughters of the Dust tuvo lugar en Sundance en 1991, en donde Arthur Jafa, obtiene el reconocimiento a Mejor Fotografía por esta obra. En su 25° aniversario la película es restaurada y relanzada en el Cohen Media Group. Además, en el 2004 El National Film Registry da entrada a la película en la Biblioteca del Congreso por ser “cultural, histórica y estéticamente significante”.

¿Por qué Daugthers of the Dust es cultural, histórica y estéticamente significante? Porque retrata la vida de tres generaciones de mujeres pertenecientes a la comunidad gullah (lengua criolla de base inglesa hablada en Carolina del Sur, principalmente en las Sea Islands, también conocida como geechee), de la familia Peazant en la Isla Dawtuh. Los pueblos Gullah lograron preservar el patrimonio cultural africano gracias a su aislamiento completo del país, lo que los hace una de las comunidades afroamericanas más intactas. Los Gullah fueron esclavizados en este territorio, arrancados de los cultivos de arroz de África occidental, sobre todo de Sierra Leona. Se les forzó también a trabajar en las plantaciones de algodón e índigo. Cuando la fiebre amarilla llega a estas tierras, los esclavos fueron resistentes, pero los esclavistas no. Esto hizo que estos últimos abandonaran el territorio, y los esclavos, ahora libres, lograran desarrollar su propio patrimonio cultural. Forjaron una nueva lengua, la gullah-geechee, elaboraron tejidos africanos, inventaron su propio folklore, como es el caso de las danzas rituales.

 

Todas estas manifestaciones culturales son mostradas en la película, cuyo argumento se centra en la migración de algunos miembros de la familia Peazant hacia el continente, al considerar que estaban ocurriendo cosas importantes. Un ejemplo de estos cambios que estaban ocurriendo es la invención de la fotografía, acontecimiento encarnado en el personaje del señor Snead.

El argumento de la película se centra en el enfrentamiento entre quienes defienden la tradición y quienes buscan la modernidad. Luchas caracterizadas en los personajes de Nana Peazant, matriarca de la familia, en quien se deposita el respeto por la ancestralidad, la religión Yoruba. Ella evoca diferentes espíritus Oshun, Yemayá, Ogún, y a los antepasados ​​de la familia que trabajaban en las plantaciones de añil de la isla. Viola, por otro lado, es una cristiana devota, que llega a la isla para visitar a la familia. Nana Peazant cuestiona esta nueva creencia, pero al final de la película hace un gesto que permite unir lo viejo con lo nuevo.

Estos enfrentamientos ocurren mientras las mujeres, en la playa, preparan una comida para la fiesta, que incluye okra, ñame y mariscos. Los hombres se reúnen aparte para hablar y jugar. Los niños y jóvenes juegan, practican ritos religiosos en la playa y tienen una sesión de estudio bíblico con Viola.

Más allá de esta lucha entre tradición y modernidad, lo que cautivó mi mirada fue, por un lado, la construcción de la mirada femenina, y por otro, la fotografía y el diseño de producción. Narrativamente, es una historia no linear, circular, que va del pasado al presente y al futuro de los Gullah. Esta estructura rompe con cualquier estructura narrativa clásica, y pone las pautas de una narración feminista, más sensible a los gestos y detalles, que a los grandes diálogos y desarrollo de los personajes. Sus diálogos parecen más construidos para una obra de teatro. Temporalmente la historia se desarrolla en un solo día. La voz y mirada de la directora se reafirma con la narración y voz en off de la niña no nacida, hija de una de las mujeres de la familia Peazant, que se encuentra aún en su vientre, y es la que narra la película en off, otorgándole a la película, por esta razón, un carácter mítico.

El personaje de Yellow Mary -espíritu libre que trabajó antiguamente como prostituta, y llega con su amante, Trula, con quien viajará rumbo hacia Nueva Escocia-, junto con Eula, madre de la niña no nacida, se unen en un diálogo como supervivientes de una violación. Estos diálogos reafirman el interés de Dash por contar una historia de mujeres.

La lengua gullah es por momentos difícil de entender, pero esto no es impedimento para la comprensión por la impresión que deja por lo que muestra: resonar espiritual y estéticamente con la ancestralidad africana, la cual es trabajada en el diseño de producción, música y fotografía. Hay una secuencia donde la niña no nacida llega a un cementerio. Con primeros planos nos muestran los objetos que representan a los ancestros. Allí la niña no nacida pronuncia las siguientes palabras: “hace muchos años en esa tierra silenciosa mi familia creo un espacio de lo eterno, en ese santuario, dejaron marcas en el suelo, una memoria de las familias que querían vivir allí”. Luego, la niña no nacida llega a los hornos donde las mujeres tiñen las telas con índigo, que a su vez tiñe las manos de estas mujeres.

La música adquiere un rol fundamental en la construcción de esta estética, una combinación de estilos musicales para generar un ambiente misterioso, pero también sonidos que remiten a religiones africanas. La composición estuvo a cargo de John Barnes, músico afamado que colaboró con Marvin Gaye, Withney Houston, Michael Jackson y otros. En el pdf de “Full Colour Entretenmaint” se cuenta que Barnes además impregnó su creación musical con sus propias creencias: la astrología. “Por ejemplo, el tema “niña no nacida” escrita en clave de B, la clave de Libra -Balance en inglés-, que representa balance y justicia porque, dice “el personaje llega a traer justicia, sanación, entre su padre y madre y su familia”. Así mismo, el tema de Nana es escrito en clave de A, que representa Acuario, o la nueva edad inminente en la familia de Peazant”.

Por último, el exuberante vestuario utilizado por las mujeres que llegan del continente, que demuestra que la familia Peazant no es una familia empobrecida, contrasta con los paisajes en la playa, logrando una fotografía memorable.

Daughters of the dust de Julie Dash, hace parte de una lista de películas realizadas por mujeres afro norteamericanas que vale la pena conocer y estudiar.

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Maria Alexandra Marin
Más allá del título de « máster en estudios cinematográficos », me declaro viajera infatigable a través de las imágenes, utópicas, como distópicas…lo que importa es vivir.

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Bibliografía
– 2 K Restauratie, Full Color Enterteinment Presenteert, Daugthers of dust. https://static1.squarespace.com/static/557dab28e4b0ee5b8e27f138/t/58fd2c285016e127e5211a74/1492986926687/Persmap+Daughters+of+the+Dust+NL.pdf