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Caliwood Arde 2: Imágenes de opresión y resistencia es la continuación de un proyecto que nació en el 2017 con la intención de poner la mirada en otros lugares donde ocurre el cine en la ciudad. Fuera del hito del Grupo de Cali, fuera del “Caliwood” que se vende como locación para seriados de Netflix, y lejos de las formas patriarcales que, tristemente, persisten en el cine y como un modo de vida. Proponemos que ardan las maneras convencionales y hegemónicas en las que el cine se ha narrado en la ciudad, para que salgan a la luz aquellas gestadas desde abajo, desde procesos de resistencia, subversión y rebeldía.
La edición del 2017 volcó la mirada sobre el cine comunitario y popular que se realiza desde hace más de dos décadas en la ciudad. Son esos grupos de realizadores, quienes producen cine de manera más constante en la ciudad y tienen un impacto comunitario amplio al representar y poner en diálogo las vivencias y sentires de los sectores más vulnerables.
Pensando en cuáles son las imágenes que marcan a Cali, por fuera de lo que los medios hegemónicos quieren imponer, llegamos a la segunda edición en la que Caliwood ardió más que nunca. Las imágenes de la ciudad que observamos en esta entrega hacen parte de lo que nos dejó el Paro Nacional del 2021. Imágenes que se salen de estándares estéticos y narrativos, y nos llevan con los corazones que laten a mil en una marejada de disparos, marchas, bombas, cantos y gritos. Este número es un intento por tratar de comprender en colectivo esas imágenes que atravesarán por un buen tiempo la historia de la urbe.
En este grupo de textos el relato personal tiene una preponderancia. El yo marca un primer paso para tratar de entender y comunicar lo que vivimos durante el Paro. El Zudaca, por ejemplo, con su texto El Estallido de la gráfica combativa en la Kali calentura, nos da un recorrido por las calles de la ciudad y sus murales, mientras se develan las tensiones con el accionar político de la ultraderecha que insiste en pintar las paredes de gris. Son imágenes que se oponen a la pérdida de la memoria, al rechazar que la muerte de tantos pase al olvido y que las peticiones populares sean silenciadas. María Juliana Soto con sus textos Fuera de cuadro y Ecologías sonoras de la resistencia relata sus experiencias como integrante del colectivo Noís Radio el cual abrió los micrófonos a la gente en los puntos de resistencia, para meternos en lo sutil, en lo que no se pudo grabar en video. Jenny Valencia, en Insomnio, hace un relato vertiginoso que funde los límites de clase y geografías, tal como se vivió en los días del Paro. Una historia personal, de una madre que corre a recoger a su hijo de la guardería ante el sorpresivo toque de queda, y se cruza con un joven que se metió a robar un almacén aprovechando el desquicio.
Luisa González, con su texto Cómo sobrevivir al chat de mi familia, nos invita a reflexionar sobre la polarización producida por las redes sociales y medios masivos, y cómo esta juega a favor de mantener la doctrina de seguridad nacional con la que el estado y fuerzas para-estatales han matado históricamente en Colombia. Carolina Charry profundiza en su valioso texto Un payaso me dice por qué no llorar, esta vez reflexionando junto a personas y colectivos que estuvieron activamente registrando durante el Paro. En Resonancias de un trueno, Alejandro Martín se pregunta por el rol de las instituciones de arte durante el Paro, y su silencio ante lo que estaba pasando. Una fuerte inoperancia que se sintió aún más cuando desde las bases se gestaban diversas acciones artístico-políticas que apoyaban los procesos de duelo y resistencia que se vivían en los sectores populares de la ciudad. Por último, de nuestros autores invitados está un escrito colaborativo del Festival de Cine y Video Comunitario del Distrito de Aguablanca (FESDA), el cual este año reflexiona y transita lo que significó el Paro para su comunidad y cómo el cine recuperó la noche y el espacio común. El FESDA nos propone pensar desde el Ejido, ese territorio cuyo propietario es la comunidad.
Además de los textos invitados tenemos aquellos que llegaron a través de la convocatoria pública. Para la categoría Visual, recibimos una curaduría de video realizada por Cacerola Collective, presentada por primera vez en Cinema de Urgencia de Doclisboa, y que ahora podemos ver en la página de Visaje: CARTE BLANCHE. Luis Fernando Ramírez (Tommy King) nos presenta Maricas en resistencia, un trabajo que denuncia las arengas homofóbicas del Paro y pone de frente la creatividad con que la comunidad LGTBIQ+ se unió a la protesta y su resistencia histórica. Yamid Galindo Cardona, colaborador asiduo de Visaje, presenta Sinfonía en clave alegre y represiva, texto en el que profundiza en varios momentos clave del Paro en Cali y sus imágenes. Jacobo Arango, a partir de la vulnerabilidad de los cuerpos durante el Paro, reflexiona en su texto ¿Qué ves cuando los ves?,sobre una serie de videos en Twitter en los que personas son pública y colectivamente apaleadas con la justificación de haber sido atrapadas robando.
Por último, agradecemos al equipo que hace posible todo el diseño, corrección de estilo, comunicaciones, y publicación digital del contenido aquí convocado. Gracias a la Secretaría de Cultura por otorgar de nuevo su estímulo al periodismo cultural, una de las pocas alternativas que colectivas como Revista Visaje tienen para recibir un pago por su labor. Así mismo gracias a lxs lectorxs. Esperamos que este número sea ampliamente discutido y compartido por ustedes.
Comité Editorial Revista Visaje.
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