El Estallido de la gráfica combativa en la Kali calentura
Por El Zudaca, Nómada urbano
Egresado de la Escuela de Comunicación Social
Universidad del Valle
[textmarker color=»F76B00″ type=»background color»]ENSAYO[/textmarker]

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Polaroid de cronista

Aquí vamos de nuevo, con el soliloquio y la crónica subjetiva para la querida especie lectora y cinéfila de la Revista Visaje. Les tiro el dato: yo soy vaguemio made in Univalle, pero primero fui nativo urbano de la comuna 8 en la sucursal del pandebono, a la cual me gusta caminarla en clave urbenauta por sus entrañas viscerales. Ahora vivo en las calles del Bronx caleño, Alcázares, o tal vez lo más parecido a Lugano en la ciudad de la Furia argenta. Hace calor, siento que es hora de ir en busca de historias por las aletosas calles del trópico. Hora de lanzarse a las marchas inadaptadas para huir de esa urbe mass-mediática que tanto fatiga. Hora de encontrarme con la ciudad de nadie y que nadie comprende. La ciudad a la deriva. La ciudad que no significa, que no se refiere, que permanece oculta y esquiva para los titulares de prensa. La ciudad invisible, reflejo de la ciudad construida. La ciudad de ciudades superpuestas: la olvidada, la festiva y compungida, la complaciente y la del arduo trayecto, la ciudad prisionera de la ceguera. La ciudad que renace, que vuelve a existir, la ciudad que se reescribe con lo intensamente vivido. La ciudad que reclama ser contada. La ciudad que existe por obra y gracia de las acciones directas en el muro, en el aire, en el under, en el éter, en la puta lleca, la ciudad de seres humanos que se niegan a ser estrangulados por la matrix neoliberal capitalista, la de hombres y mujeres que deciden suspender la prudencia y ser protagonistas de la historia, pintando en noches salvajes o con destellos apolíneos frente a sus ojos, los muros de la digna rebeldía, manteniendo viva nuestra memoria salpicada de amor y fantasía en las barricadas, sueños multicolores, alucinaciones esperanzadoras, poesía rebelde y música intergaláctica.

 

Plano trashumante subjetivo

Voy por la calle 70, prendo un canuto mientras surfeo sin mucha suerte las llamaradas solares que se clavan en nuestras pieles de transeúntes que buscan la carrera primera rumbo a la Loma de la Dignidad, lugar de concentración en el mes de mayo de las distintas marchas convocadas por el paro nacional contra el centro demoníaco de la extrema derecha, secta narcoparamilitar que observa con miedo como se acerca su ineludible final, y dispara con vehemencia contra la población, pero a la gente ya le quitaron todo, hasta el mismo miedo, y sin miseria se multiplican las primeras líneas a lo largo y ancho de la capital de la resistencia.

Mientras me pego la caminata, observo unas enormes letras en bloque en el Paso del Aguante, quedó hipnotizado con el mantra zapatista EDUCACIÓN, TECHO, SALUD, TIERRA. PARA TODXS TODO. PARA NOSOTRXS LA ALEGRE REBELDÍA. Por esta latitud urbana falleció días atrás el grafitero Flex, un francotirador lo alineó y le disparó, sin prever que su asesinato desembocaría en un repudio generalizado de las culturas urbanas que salieron a reivindicar su legado, lucha y solidaridad con los desposeídos. La ciudad arde desde el día de su asesinato por “los halcones de la muerte”, dijo el alcalde de turno. La Ciudad es una barricada creativa, sus parcerxs lo siembran como un tag en cualquier espacio gris, y una maloca comunitaria dedicada a la promoción de la lectura y la escritura enarbola su nombre: Nicolás Guerrero.

Es verdad, el amor tiene razones que la misma razón no entiende, y la pasión por pintar de memoria rebelde la urbe de Buziraco es más poderosa que el sol asesino, y la gente de bien, que se creen hijos de la reina española y le disparan a la minga indígena en Ciudad “Balín”. Una cofradía de muralistas, estencileros, cartelistas, escritores de graffiti, artistas visuales, diseñadores, ilustradores y fanzineros, se han juntado desde las múltiples posibilidades expresivas del arte en el espacio urbano, y en clave de minga, autogestionan un ágape comunitario de conciencia anarco-cromática. Militantes de la revolución gráfica emergente que surgen desde cualquier ladera o casa, para pintar Zonas temporalmente autónomas como predijo el poeta Hakim Bey. Ahora los CAI son bibliotecas festivas, y en algún parlante del sound system se amplifica el mensaje “el que no salte es el infiltrao, el que no salte es el infiltrao, porque ya sabemos quienes quieren todo regalado … gobierno vándalo”.

 

Destroy babylon System

Con más de 40 almanaques encima he disfrutado de largos días y noches pletóricas de libertades infinitas alrededor de la palabra, la gráfica, el fushi, el vino, la ganja, el aguante en la popular y la danza callejera. Desordenados sentidos emancipatorios he hallado en este fructífero proceso de ahogarme con el perfume cósmico de Zion, de caminar por los intersticios aun no potabilizados totalmente por el SISTEMA, de encontrarme con subjetividades que apuestan a la construcción colectiva, de sembrar en el desierto esperando con violenta esperanza a que algún día llueva y germine un proyecto global de sociedad o sociedades mucho menos autoritarias, opresivas e inequitativas que esta fagocitante estructura de soledades compartimentadas y controladas por la telépolis.

Por esa convicción sigo caminando y palabreando en el paro nacional, evocando a los parceros caídos de primera línea, como el indio guerrero, artesano vieja guardia de la Loma con quien compartimos este tránsito libertario en procura de un mundo mucho menos desigual que ayude a soportar los embates babilónicos de ese monstruo de mil cabezas que es el PODER, que no podrá nunca con la lucha silenciosa de nuestras madres, con la sonrisa de lxs niñxs, con la magia del rasta-man, con la dignidad rebelde de los intergalácticos zapatistas, con esta resistencia que se nutre y se hace fuerte con la sobredosis de sonidos mutantes y mestizos que persiguen mi piel dionisiaca, con la celebración a rabiar de un gol en cualquier cancha del planeta fútbol, con los abrazos cálidos y honestos de las anarcofeministas libertarias, con el puño en alto del Barón Rojo Sur en la putrefacta calle y en el estadio convertido en cárcel, con el abrazo ácrata de los punks, con las momias metaleras del Frente Radical Verdiblanco que se parchan en tribal tattoo, con la mirada cómplice de miles de indígenas que avanzan juntos por el asfalto reivindicando AMERINDIA frente al blanco burgués y colono, con el baile exaltado que me produce escuchar los tambores de África, con la furia desatada por los hip hoppers del Distrito de Aguablanca, Siloé, Meléndez, los Chorros y demás ghettos de Kalikalabozo, con los besos de princesas élficas de la tierra media, con la complicidad incondicional y viajes alucinantes de los hermanos beatniks, con las piruetas acrobáticas de los skaters, con los cronopios acuáticos de la estación lingüística de RAYUELA, con el viaje lisérgico por las fronteras irregulares de mi psiquis, con la imaginación ficcional del cinematógrafo y las texturas experimentales del video, con el software libre de los hackers, con la comunicación digital indymediática, con la producción fanzinera contracultural, con el espíritu vox populi de las radios libres, con la ganja opiácea de tantas lecturas de dudosa reputación situacionista y terrorismo poético, con esta hambre insaciable de acercarme a los destellos solares y las fugacidades lunáticas, con esta necesidad vital de perseguir utopías on the road.

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Juanito bardo en el mikrophone:
«Dejen de matarnos»

“Al jodido caele para que más duro se azote. Ciudad que se pinta con la sangre de la juventud india y negra, con ladrillos y polvo, caras sucias de olvido y tristeza. Ciudad de mierda y niebla baja que enfría los pies descalzos …

Eso y más ví hoy: Baile y muerte, ¡pum!¡pum! El parce cayó en la noche con la boca abierta, con su grito congelado: ¡pum! Y el caño es el cementerio que lleva su sangre al mar. ¡pum! Tres tiros, uno en la frente (el de gracia), otro en el pecho, porque no quiso correr y otro en el ojo para que no viera más tanta miseria.

Su pecado: no hacer nada. O hacer todo: morir viviendo con suspiros que queman los dedos y calientan las neuronas con el fuego verde que llevas en las venas. Un plón y se acabó el sueño de vivir. Sólo queda respirar para adentro. ¡Pum¡ el que queda es para vos. Cuidado, comé callado que en boca cerrada no entran moscas, sólo balas perdidas que encuentran su sentido en esta vida, cegando tu existencia que para ellos no tiene sentido, nada más. Agradecé, te hicieron un favor. La ciudad luce mejor: un ciudadano in-decente menos: un infierno adentro que va a estallar. ¡Pum¡ El último plón para calentar la noche.”

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Guerilla de la comunicación de las radios sonográfikas

Radio zudaca nómada, trashumante y clandestina se complace en informar a las muchedumbres ociosas, a los vagos y atorrantes de esquinas barriales, a las células artísticas con sueños vanguardistas, a los intelectuales antisistema y sin trabajo en la academia, a las tribus urbanas, a los movimientos sociales, a los agitadores visuales y fanzineros, que a esta traxmisión de radio libre nos ha llegado el siguiente comunicado, para todxs aquellos que deseen escuchar, el mensaje del colectivo Satélite Sursystem:

“Nosotros y nosotras somos muchas culturas. Jóvenes. Mutantes. Diferentes. Diversas. Conjuntas, múltiples y opuestas. Nosotros y nosotras caminamos, andamos en bicicleta y patineta de dìa y de noche por el trópico caleño, de Siloco al Distrito de Aguablanca, del Obrero a Floralia, de Melèndez a San Fercho, de Alameda a La Gruta, de Terrón Coloreado al Parque de los estudiantes protegido por Jovita, de la loma de la cruz al río Pance. Surfeamos esta Kali calentura festiva y rebelde. Un territorio fragmentado por comunas, laderas, colegios, universidades, estratos, computadores mac, redes sociales, tribus urbanas, cultos religiosos, pandillas, y televisores plasma a color con Direct TV. Nos mueve la brisa que baja de los Farallones, en estas calles aletosas y tropicales donde se toma viche curao pa tener las defensas alertas contra el covid 19, donde el lienzo del asfalto nos seduce para follarlo con aerosoles, rodillos, pinturas, escaleras, andamios, tizas, brochas, pinceles, cuñetes y podemos reivindicar la memoria urbana contra la historia oficial de los macropoderes.

Una(s) memoria(s) alternativa(s) que también se hace de fisuras, de tatuajes, lenguajes, sonidos, diseños, letras, poemas, cuentos, malabares, performances, artes narrativas que inundan las arterias urbanas, entre lo público y lo privado, porque somos creadores de saberes, de lógicas, de éticas, de estéticas y de sensibilidades propias y diversas, condicionadas por razones de clase, de género, diversidad sexual, de procedencia regional y étnica. Nosotros y Nosotras caminamos, creamos, y compartimos en la urbe, nuestras percepciones del mundo. Somos un lenguaje que espera ser descifrado: el de una política subjetiva que haga del país, de la ciudad, del día y la noche, un mejor lugar para vivir. Somos artes callejeras y estéticas sociales en movimiento, en esta patria urbana de caliwood estamos protagonizando nuestra mejor película, porque a lo mejor está en la calle y es el viento, a lo mejor es una fiebre que no cura, a lo mejor es rebelión y se está tejiendo, porque, aunque ellos tienen la razón, nosotrxs tenemos la armonía que produce la combinación de elegancia, bohemia y academia. Ellos tienen la televisión, nosotrxs tenemos las calles, los stickers, los aerosoles, los rodillos, los fanzines, los murales, los grafitis, el sound system. Ellos tienen el dinero, nosotrxs tenemos la vida, el trueque, la olla comunitaria, la economía solidaria. Ellos tienen las balas, nosotrxs los corazones. Ellos tienen la guerra, nosotrxs tenemos la risa, las carcajadas tiernas sobre el asfalto. Ellos tienen los vicios, nosotros el placer y las plantas de poder. Ellos tienen las leyes, nosotros tenemos la justicia, los derechos civiles mentales. Ellos tienen avaricia, nosotros compartimos un mundo donde quepan muchos mundos. Ellos tienen el orden, nosotros la libertad, la anarquía, la alegre rebeldía. Ellos tienen las tierras, nosotros los caminos Ellos tienen la angustia, nosotros tenemos la rabia. Ellos lo tienen todo, nosotros lo que les falta, los COLORES.”

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Vox populli en la batalla de los colores contra el gris opresor

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QUE PARE EL GENOCIDIO/EN CALI SECUESTRAN MUJERES/ LOS BANCOS NOS ESTÁN ROBANDO

“A mí el graffiti me parece transgresor, porque no requiere de una autorización, no requiere un acuerdo. Pero nos dicen que tiene que ser consensuado. ¿Y qué de lo que estamos viviendo es consensuado?, me pregunto yo. Porque a mí no me preguntaron cuando armaron este mierdero. Yo he tomado muy pocas decisiones, y he tenido que luchar contra un poco de instituciones que históricamente son mi lastre. Ellas quieren que las luchas sean consensuadas, que lleguemos a un acuerdo sobre las maneras de expresión, pero las maneras que han impuesto históricamente los aparatos morales, económicos, de justicia, espirituales, intelectuales, pertenecen a otras órdenes y no son consensuados.”

Eso era lo que yo pensaba cuando trataba de entender por qué la gente se disgustaba tanto cuando le rayaban la fachada de su casa: pues porque la casa es una expansión del individuo. Y cuando rayan la casa grande, la ciudad, o cuando te rayan tu propiedad privada tú sales a defenderla. Sin embargo, cuando el graffiti aparece como city marketing, o sea, para turistas y la zona de confort, ahí habrá unos que no digan nada. El graffiti debe seguir reescribiendo constantemente la historia y yo creo que eso en Cali es algo que necesitamos. Yo he cuestionado lo que significa la identidad caleña como tal. A mí, por ejemplo, no me representa la maceta. Sí, entiendo que viene de una tradición. Pero yo lo que veo es que a esa tradición le hacen falta datos: los esclavos que trajeron de África, las plantaciones que después de 300 años siguen explotando a la comunidad, y la relación entre los plantíos y nosotros que no ha cambiado mucho, salvo que ahora somos más pobres… y ellos son menos ricos. Son menos personas, acumulando más capital.

Entonces quieren crear una identidad a partir de unos hitos y de imposiciones culturales como la gastronomía, el sancocho, el champú, que si ves la línea del tiempo, aparecen de un tiempo para acá. La cultura caleña no puede escarbar muy hondo porque no va a encontrar nada. Va a encontrar que es un espacio geográfico, pero en lo cultural, en el espacio de las expresiones afro, mestizas e indígenas que habitan este territorio todavía no se ha encontrado. En cambio, el graffiti rompe con el establishment de cómo deben ser las formas y propone una reescritura de la ciudad”. – Azul. Muralista y activista

“Es importante el sentido de la colectividad que hay aquí (…) con el momento histórico que vivimos del estallido social que también es un estallido cultural con la unión de artistas, no solo los de oficio sino de los que quieren ayudar. Con todo lo que ha pasado evidentemente hay una división no solo con un grupo de personas que vinieron a pintar de gris unos murales porque no les gustó el mensaje de EN CALI SECUESTRAN MUJERES. En la municipalidad hay más divisiones, y es muy complejo porque se generan orillas, que no permiten que sea totalmente aceptado usar los muros como espacios de denuncia”. – Patricia Prado. Frente gráfico Feminista

“En Cali no había pasado la censura de muros, y vimos cómo fueron borrados los que hicimos antes del paro sobre los feminicidios. Por eso decidimos salir a pintar. Todo el mundo se activó. Siento que los puntos de concentración han convocado al arte. Han generado un movimiento cultural en torno a ellos. Nosotros con otros amigos y amigas estuvimos haciendo talleres en colectivo donde llegamos a los puntos de resistencia, nos tomamos un par de días para hacer con la comunidad los diseños, revelando lo que la gente quería, y luego hicimos estampatón, y carteles con todos esos mensajes”. – Violenta. Mesa de la gráfica urbana

 “Ahora siento que no importa tanto el protagonismo ni el firmar, antes se realizaba una pieza y se firmaba. Lo que veo ahora es que cambiaron las formas y se trabaja en colectivo. También se han ganado muchos espacios, como por ejemplo uno acá en la quinta donde pintaron ESMAD VIOLADOR donde queda una iglesia cristiana. En medio del paro lograron hacer esta intervención, gracias al cierre de las vías, con los chicos de primera línea que recuperaron los espacios; algo que me parece interesante visto desde el arte y la cultura. O por ejemplo, el monumento a la resistencia en Puerto Resistencia, donde la comunidad gestionó todo el proceso”. – Yina Obando. Gráfica Mestiza-Malas juntas Klan

“Cuando nos disparan con gris plomo, nosotros respondemos con colores” – Nativo. Artista Gráfico

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Harold Pardey Becerra alias El Zudaca
Nómada urbano egresado de la escuela de comunicación social de la Universidad del Valle. Cronista, radialista, fanzinero y realizador de documentales sobre culturas urbanas, y editor del proyecto de comunicación alternativa Satélite Sursystem.

*Imagenes de cortesía de Yina Obando, Archivo Gráfica Mestiza, Fabian Villa, La Linterna